jueves, 21 de junio de 2012

LA VOZ FEMENINA que ya tienes.



LA VOZ FEMENINA que ya tienes.
La voz humana. ¿Para qué?
La voz revela los contenidos psicosomáticos. Lo que ocurre en tu mente se “lee” en tu voz. Lo que le pasa a tu cuerpo, también. Sólo un profesional entrenado (un actor, un locutor) produce la voz que quiere para comunicar lo que desea, más allá de “cómo se siente” (…y aún así, a veces, se puede llegar a percibir que “le pasa algo”…)
Algo tan inasible, tan sutil como el aire que la vehiculiza, se origina en el cuerpo. En la garganta tenemos las cuerdas vocales y esa sola palabra ya llama a confusión pues no se debe imaginar nada parecido a las de instrumentos como el violín, el arpa o la guitarra. Esas llamadas “cuerdas” son ondulaciones en una estructura muscular. Al tensar o aflojar esos músculos a voluntad, se modifican las tenues colinas, modificando la voz que emitimos. Cuando nos enojamos posicionamos esos músculos de modo tal que cuando el viento que proviene de los pulmones las barre, producirá un sonido que consideramos el indicado para expresar nuestros sentimientos circunstanciales. En esos momentos no necesitamos pensar cuál músculo hay que tensar o aflojar: como un músico profesional que al ejecutar una melodía no se pone a buscar el SI-bemol. Una extensísima práctica “le lleva” la mano a producir el sonido en su instrumento. Más práctica hemos acumulado aún los hablantes adultos, pues desde nuestra más tierna infancia, en la cuna, nos venimos extenuando en el ejercicio de nuestro precioso instrumento vocal.
El registro sonoro de la voz humana es extensísimo: varía de un individuo a otro y sólo podemos llegar a los límites que nos impone la fisiología de la especie y de cada individuo en particular. De todos modos esos límites permiten una vastísima gama, como veremos, mucho más amplia de lo que generalmente sospechamos. Ese es “el detalle” que justifica este artículo: Quien, por la razón que fuere, se sienta insatisfecho con el sonido de su voz, la puede modificar a fin de oírse “con otra”. Esto sí se trata de una opción de vida.
Para tranquilidad de l@s interesad@s: Los hombres tienen una caja vocal mayor que las mujeres. Esto es un factor afortunado para las transgéneros que desean ser oídas con voz femenina. Simplemente, se trata de usar MENOS de tu rango disponible. Es decir, tú ya tienes la voz que buscas, sólo que está tapada por otra voz. Tan sólo con eliminar esa cortina aparecerá “la estrella” en tu garganta. No se trata de hacer algo más, sino de dejar de hacer lo que no deseas.
La voz femenina.
Para aquéllas de la población TRANS cuyo anhelo es “pasar”, sólo en los momentos que asumen la apariencia, o para aquellas otras que se han propuesto altos niveles de exigencia consigo mismas porque han decidido vivir full-time su auténtica identidad, hay un obstáculo que surge cuando un montón de otras vallas han sido superadas.
Has incursionado y desarrollado los temas de maquillaje y ropa íntima. Has comenzado a considerar la problemática de la ropa y el calzado de calle. Has planteado tus angustias existenciales al médico clínico y al psicólogo/psicoanalista/psiquiatra, quienes han determinado, hace ya tiempo que lo tuyo no es un capricho pasajero o una rebeldía mal encauzada. De modo tal que te han derivado al endocrinólogo quien, con los resultados de tu Análisis de Sangre Completo y con tu Perfil Hormonal en la mano, te ha prescripto algún cocktail  de hormonas ajustado a tus necesidades y posibilidades fisiológicas.
Imaginamos que ya paseas desinhibida y las baldosas de las calles ciudadanas han aprendido a reconocer la caricia de tu taconear. Tu apariencia femenina atrae las miradas y los piropos de los galanes…hasta que abres la boca y emites unas pocas palabras: Ahí fue cuando se vino todo abajo! Nada te vende peor que una voz que no condice con tu aspecto. Te aderezas como un arbolito de navidad y pareces una diosa pero es la voz la que te consagra socialmente como mujer! Desarrollar una voz femenina es de la mayor importancia porque constituye el mayor obstáculo cuando ya la TRH, los caracteres secundarios, la textura de la piel, el hirsutismo y la electrólisis son etapas superadas. Tan pronto como una lo comprende, empieza a intentar trucar el tono, impostar la voz, la mayoría se trepa a los agudos (que constituye la voz de parodia que asignan a un triste personaje en los vulgares programas televisivos en los que se ridiculiza a los TRANS)
La toma de conciencia del obstáculo y la desesperación ante la aparente imposibilidad de superarlo hace que una comience a considerar la solución heroica: la cirugía de cuerdas vocales. Se comienza a pesquisar el tema (pesquisa poco objetiva, debido a la angustia que te inunda y que se ratifica cada vez que tienes que hablar). Comienzas a enterarte de las operaciones de resultado no esperado (resultados adversos que son factibles en toda cirugía, en todo juicio y en toda guerra). Hasta te enteras de esos pocos casos paradigmáticos donde al salir del quirófano el paciente ha perdido totalmente la capacidad de hablar.
Ante semejante paseo por la cornisa del acantilado (donde no he considerado los costos económicos) una se pregunta si la opción a la operación no sería simplemente renunciar a hablar y no volver a abrir la boca…nada de eso!
Se ha construido en torno al tema de la voz femenina un auténtico “Castillo de los Misterios”, (no podré afirmar si interesadamente o por desconocimiento) que abarca desde la venta de programas cibernéticos con gráficos de registro a videos demostrativos, a libros de considerable volumen que incluyen descripciones de ejercicios respiratorios y posturales, etc., todo material de sumo interés y probablemente eficiente, en todo o en alguna proporción.
Para fortuna de much@s y perjuicio de unos cuantos honestos mercenarios, he tenido la suerte de saber hacer saltar los goznes del portal de la fortaleza y he aquí que comparto el botín con mis semejantes:
El Gran Secreto “en facilito”.
1.    Carraspea. Como cuando comes picante, como cuando estás resfriada y te pica la garganta, como cuando te emocionas y parece que vas a lagrimear…sentiste dónde fue? Otra vez: Carraspea…fuerte! Ahora lo ubicaste? Ahí es!
2.    Encontraste un gatito. Llora. Se perdió. Qué le dices?
-Michiminino, po ke iora? Nuu, pobeshiito! Va a tomar la lechita?
En qué punto de la garganta se apoya tu voz? Ahí es!
3.     Imita a la Viejecita Gumersinda:
“-Ah, juventud podrida!...en mis tiempos una chica decente no usaba pantalones.”
Percibes desde dónde habla la viejecita? Verdad que hormiguea en el mismo punto desde donde hablaste antes? Ahí es!
4.     Imita el habla de los personajes de los dibujitos animados:
“ Y voy cantando, silbando; silbando y entonando una canciooooooón…”
, canta el célebre Ratón. Desde qué punto de tu garganta lo hace? Ahí es!
Definitivamente, SIN FORZAR, has encontrado el punto donde se apoya, donde se domicilia, donde SE ANCLA TU NUEVA VOZ (que la tuviste desde siempre, aunque nunca te enteraste.) Ahora, DESDE ESE PUNTO, sin elevar el volumen, sin recurrir a los agudos, busca los tonos medios y ensaya luego cuán grave puede tornarse esa voz.
Habla como si te estuvieses dirigiendo seriamente a otra persona adulta, ANCLANDO LA VOZ en el punto desde donde habla el Ratón, la vieja Gumersinda, la chica que encontró al gatito y desde donde TÚ carraspeaste toda la vida, cada vez que te picó la garganta. Sólo que no le brindas una inflexión “ridícula” porque estás hablando seriamente a una persona adulta, no a un gatito.
No te fatigues. Ensaya y experimenta con el nuevo juguete. Tan sólo unos pocos minutos pues pronto sentirás como si quisiera comenzar una ligera disfonía. Mañana vuelve a encontrar el punto. Practica 5 o 10 minutos, 15 o 20 al día siguiente, 30 al tercero…no exageres o te lastimarás. En un determinado momento ya no tendrás que buscar el punto, hablarás constante y espontáneamente con tu nueva voz: tu propia voz! Por delante, sólo queda usarla.
Necesaria nota: Claro que si quieres usar tu antigua voz masculina…tendrás que buscarla. Es otro de los problemas que tienen que encarar los que han decidido llevar un esquizoide esquema de doble vida.
Y te preguntarás:”Si eso es todo, por qué continúa el artículo?” Una pregunta bien aguda!
El desgarro del Velo del Templo sólo sirvió para la simultánea constitución de un nuevo velo, un poco más adelante: develado el misterio sólo se corre la arruga hacia una nueva prueba iniciática, porque LA APARIENCIA y LA VOZ, sólo serán la antesala para la presentación del manjar. No se puede servir una langosta a la Termidor sobre ordinarios platos de cerámica rajada. También desaconsejo acompañarla con cerveza tibia bebida a morro. Todo debe ser ARMÓNICO: nuestro ARTE de la GRACIA está fundado en los DETALLES que hacen a la MAGIA de la ILUSIÓN! Nada menos, pero tampoco mucho más…
La testosterona sólo sirve para DOS cosas: para matar y/o fornicar.
No te agites buscando una tercera función porque la bioquímica no te la obsequiará. Un encuentro de dos hombres implica la eliminación de uno de ellos para quedarse con sus mujeres. Bueno, al menos ese es el descarnado esquema básico.
Las sonrisas entre machos, las palmaditas en el hombro, las invitaciones a almorzar son apenas deformaciones culturales para lograr la firma del contrato, que es otra arena para un feroz combate entre primitivos bárbaros enfundados en trajes de Armani, oliendo a Paco Rabanne. Cabe la posibilidad de que se trate de homosexuales, también, claro, por supuesto, pero no es nuestro tema acá. Desengáñate, entre machos, no existe tal cosa como un almuerzo de negocios GRATIS.
Es decir que, ARQUETÍPICAMENTE, los hombres controlan el poder en el mundo. Y en el mundo civilizado el poder del mundo se dirime en “el mundo de los negocios”, donde los hombres compiten con hombres o con mujeres repotenciadas. Como con la invención de la pólvora se acabaron los forzudos y siendo la computadora la octava superior de la pólvora, las féminas se incorporan al “mundo de los negocios”, los forzudos se ven privados de su garrote (por antiestético) pero las niñas potencian sus ardides en hermanadalila.com (por ponerle un nombre…).
La voz humana es reveladora de estas verdades primigenias.
El discurso masculino es musicalmente uniforme, chato, sin modulaciones y dominantemente grave. La mujer con poder, inconscientemente, a veces, asume esa melodía. La mujer sin poder o que quiere aparentar que no constituye una amenaza, sube el tono, sonríe. (La sonrisa se escucha!) Lo propio hará el hombre ante el temor de que su superior esté molesto con él. Instintivamente la mujer se esfuerza por no parecer una amenaza: con ello se asegura un punto en la contienda: el factor sorpresa. Por eso LAS MUJERES SONRÍEN MUCHO MÁS QUE LOS HOMBRES (tenerlo presente!) Además hacen muchas otras cosas, MUY femeninas!
Los vocablos denotan y/o connotan.
La palabra HOGAR denota la residencia familiar (aunque sea una familia constituida por un solo miembro) pero connota, brinda la idea, la imagen, el concepto de refugio, nido, amparo, calidez, abrigo, reposo, seguridad, confort, intimidad, privacidad, seguridad, etc., con los que los asociamos en nuestra estructura cultural.
Los hombres son propensos a denotar: a hablar “claro y raspao”.
Las mujeres están inclinadas a connotar: “…es como si…”
Se podría decir que las mujeres redondean las palabras, como ondas de agua mansa y que los varones suelen producir vocablos como ásperos bloques, de bordes rígidos, incluso agudos, a menudo filosos…
Así que, en general, la práctica de tu voz femenina implicará, ADEMÁS del ejercicio de la musculatura dormida en tu garganta, el esfuerzo por abandonar hábitos de cadencia del discurso, para adquirir otros.
Ver películas y series de TV puede ser muy útil si, en lugar de atender sólo a la trama, al argumento, nos focalizamos en cómo se expresa y gesticula cada género. (Hay permiso para “tomar prestados” mohines, maneritas, etc.)
Practica tu personaje a solas, antes de ponerlo en escena. Habrán excesos y defectos hasta que encuentres TU punto de equilibrio, como en todo. Nada distinto hace un actor cuando ensaya. Tampoco estarás habitada por un solo personaje: recuerda que no hablarás igual al fontanero, cuando le reclames por un trabajo mal hecho, como cuando le cuentes un cuento a tu sobrinito, como cuando hables con tu padre “que no entiende nada de toda esta locura” o con tu madre que te apoya en todo porque está encantada con esta hija nueva que ha venido a alumbrar la constelación de su vida. Pero siempre te expresarás como una dama: indignada o amantísima. Deberías practicar esas variables y tenerlas vistas para cuando surja la oportunidad.
Otra candente área es la referida al vocabulario:
Un muchacho bien puede llegar a la ferretería y pedir:
“-Buen´…quiero una trócola de ½ pero con rosca de ¾ para adaptarlo a un pupitrake desplazable…” Y cuando le entregan una bolsita con el kit completo, exclama:
“-Pero qué vaina ej´esa? Si yo sólo quiero la trócola!...”
Una dama, impecablemente vestida y con una deliciosa voz femenina, RENUNCIA A EXPRESARSE ASÍ, en términos tan explícitos y contundentes. Llegaría con su mejor sonrisa (porque las mujeres sonríen mucho más que los hombres! Ya sé que lo dije, pero lo repito para que no lo olviden y lo tengan siempre presente!):
“-Buenos días, Sr. Vea Ud., vengo a molestarlo porque necesito que me ayude con este aparatito que parece que “se enfermó” y como yo no entiendo de estas cositas siempre prefiero consultarlo a Ud., que es tan amable conmigo…”
Qué ferretero se negaría a auxiliar a una gacela perdida en el bosque? Hasta es probable que el hombre rebusque en un cajón de cachivaches viejos, consiga una rosca usada que todavía sirve y la despida con un “Pero, no, Sra., mire que le voy a cobrar a Ud. por semejante…” A lo que se responderá con la mejor sonrisa! :
“-Ud. siempre tan cordial!...le quedo infinitamente agradecida!!!”
Ejemplo paradigmático de este tipo de situaciones podríamos encontrarlo al ordenar la comida en un restaurant:
Un hombre: “Quiero un…”; “Tráigame un…”
Una dama: “Querría un…”; “Desearía un…”; “Me sugeriría Ud. un…”; “Tendría Ud. la amabilidad de ordenarme un…”
Por último,(aunque bien podría haberse considerado antes) está el arsenal gestual.
De la misma manera que las féminas no toman asiento como los hombres ni, tras haberlo hecho colocan las piernas como ellos, ni cruzan las piernas como ellos, ni…
Al caminar seguimos una línea imaginaria donde se asientan las pisadas. El hacerlo brinda, además, una cadencia naturalmente encantadora
(…Pero si este artículo versaba sobre la voz femenina!...) Si me conceden que el lenguaje del cuerpo también es masculino o femenino, la expresión corporal que acompaña a la voz no se puede escindir del sonido emitido por la garganta. Particularmente cuando, como ya vimos, el lenguaje femenino será predominantemente connotante y no denotante. Las palabras sugerirán y las manos, los brazos, el rostro y el resto del cuerpo…también.
Es decir, se trata de cómo te mueves cuando hablas. Como un actor o una actriz en escena: la voz apoya al gesto y el gesto apoya a la voz.
Se me dirá que los gestos son visuales y la voz es auditiva? Pues no: Opino que, al hablar por teléfono, si gesticulas, si sonríes…esos gestos y esa sonrisa SE OIRÁN!
En la sociedad arquetípica los hombres deciden y las mujeres obedecen. Sé que si estas líneas llegasen a caer  en manos de una feminista, iniciaría una prolija cacería con el objeto de arrancarme el pellejo a tiritas. Lo que acontece es que en este lugar trato de dar las guías tendientes a ayudar a una transgénero a adecuarse a la imagen arquetípica que la sociedad tiene de una mujer, a fin de que “funcione” en esa sociedad con un máximo de eficiencia. Si luego ella decide sumarse a la lucha por los ideales feministas será su opción de vida. Acá y ahora (me refiero a este artículo) NO se trata de romper estereotipos sino de encarnar estereotipos.
Respecto a la muñequita de paño lenci enfrentada a la mujer real al timón de sus potencialidades, permítaseme esta cordial reflexión válida en distintos territorios de la existencia:
El Arte se practica en el ámbito de la libertad conquistada. Es decir, que la libertad que obtiene desdeñando las reglas aquel que las conoce, no tiene comparación posible con la pretendida libertad del que no las observa porque ignora su existencia. Al menos eso es lo que les digo, con mala cara, a mis alumnos de Dibujo y Pintura cuando se resisten a aprender las reglas académicas del oficio. “Graso sobre magro!”

©Hannah Lilith Migliavacca
Caracas, marzo 2, 2010.

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