jueves, 21 de junio de 2012

Justificación iconográfica para SCARLET.


“SCARLET” Acrílico 70cm x 50cm, © Hannah Lilith Migliavacca.
Justificación iconográfica para SCARLET.
No cabe ninguna duda que la doctrina mística más antigua en el marco del judaísmo gira en torno a la temática del Trono. No se trata de la contemplación absorta de la “verdadera naturaleza” o de la “auténtica apariencia” del Creador, sino de la mecánica de la percepción de su aparición en el Trono, así como del conocimiento de los sublimes misterios inherentes al mundo del Trono Celestial. El universo del Trono representa para el místico judío lo que el “pleroma” (la plenitud, la brillante esfera de la Divinidad con todo su séquito de potencias, dominios, arcontes, etcétera…) representó para los místicos helenistas, quienes aparecen en las historias de las religiones con el nombre de gnósticos y herméticos. El místico judío, aunque guiado por móviles similares a los de aquéllos, percibe y expresa su visión en los términos, en los símbolos inherentes a sus propias raíces religiosas. El Trono del Nombre contiene todas las formas posibles de la Creación. “A todo lo que creó en el universo, le dio un lugar en el Trono”. Es el necesario objetivo de los seguidores de la enseñanza del Ma´asé Merkabá.
Obtenemos estas versiones de lo que se denomina “Libros de las Helajot”. (Las mayores: Helajot rabbati; las menores: Helajot zutartí.) Una Helajáh es una morada o palacio. La primera Helajáh se encuentra en la Tierra (el Reino:Malkuth) y contiene, análogamente a los otros seis palacios celestiales que el visionario debe recorrer, siete palacios en su interior, que se interpretan como niveles o pruebas que el viajero debe superar sucesivamente. Cuando el místico alcanza el séptimo palacio (tras haber recorrido sus siete niveles internos) puede asomarse a ver, desde su privilegiado palco avant-scene y a través de un abismo insuperable, el sublime escenario donde en una carroza se halla el Trono. Siete Helajot de siete niveles cada una implica 49 niveles: Que me recuerda a “La cuenta de Omer”: Siete semanas de siete días: desde la salida de Egipto hasta la entrega de la Toráh: desde Pascua a Pentecostés, desde Pésaj hasta Shávuot. “Cuenta los días del Omer…” El proceso de purificación necesario para que quien sale de la tierra de esclavitud pueda estar en condiciones de recibir la Ley de los libres.
De estos textos debe recalcarse algo muy importante: NO son Midrashim, estudios de exégesis bíblica, sino una literatura con una finalidad propia. Esencialmente son descripciones de una experiencia religiosa genuina para la cual no se busca sanción en la Biblia y debemos categorizarlos como pertenecientes al mismo grupo que los textos apócrifos. Es decir que sin ser avalados por el texto bíblico, la visión celestial que constituye su tema principal, procede del intento de transformar en una experiencia personal directa aquello a lo que se alude en la Biblia. La preparación del candidato, la técnica empleada y la descripción de lo que veía en su travesía de ascenso del alma, desde la Tierra a través de las esferas de los días-ángeles-planetas para alcanzar la “visión de la Merkabá”, la esfera cristalina del Trono sobre la Carroza con, a su vez, sus moradas, sus palacios, sus Hayyot (Seres Vivientes) y demás personajes de la Corte Celestial, constituye el tema de los Libros de las Hejalot.
LA MUJER ESCARLATA, La Madre de las Abominaciones, también llamada BABALON, en su apariencia más abstracta puede representar el impulso sexual femenino y la mujer liberada. También La Madre Tierra, siempre virgen, siempre fértil. Esta entidad, este concepto espiritual puede tornarse muy concreto, físico, a través de la personalización  en una mujer real, que reúna ciertas características (le physique du rol) como contraparte de otro personaje que debe personificar a Mega Therion, La Gran Bestia, cuya labor consiste en coadyuvar a la manifestación de las energías… Es por eso que se la percibe cabalgando a Caos, Padre de Toda Vida. Es a menudo descripta como la Santa Puta, la Prostituta Sagrada y su principal símbolo es la copa fálica que sostiene en alto con su mano derecha, rebosante de las dos especies del sacramento del amor y la muerte: una espumante mezcla de sangre y semen. (Dos ingredientes de probada eficacia para el feliz nacimiento de Venus.) La mano izquierda mantiene firme la rienda, como lo haría cualquier jinete, lo cual representa la fuerte pasión que los une.
Vimos antes, que cuando el místico alcanza el más elevado nivel del séptimo palacio, le es dado contemplar desde allí el más fastuoso espectáculo que la Creación toda pueda brindar. Un foso (que no es el de la orquesta) lo separa inexpugnablemente de lo que se mira pero no se toca.
Hay adeptos que habiendo alcanzado el Conocimiento y la Conversación con El Santo Angel Guardián, encaran la empresa de alcanzar el próximo hito: el cruce del Abismo, ese vasto desierto espiritual de la nada y la desintegración, sólo habitado por Koronzon y cuya única misión es atrapar a los sabios confundidos que se hubiesen atrevido a penetrar en este sinsentido de la ilusión final.
Es aquí donde se torna imprescindible el concurso de SCARLET, que precisamente por eso es llamada El Portal (también El Puente) a la Ciudad de las Pirámides. (Por algo la Ciudad de las Pirámides en hebreo se denomina BINAH, La Gran Madre, La Inteligencia Sagrada, La Tercera Cifra…) Si el adepto se entrega ciegamente a la Mujer Escarlata, símbolo de lo cual será verter sus fluidos vitales en el Cáliz, renacerá como un Maestro del Templo, un residente en La Ciudad de las Pirámides.
A medida que la bailarina gira, canta en una extraña voz baja: “Voy recolectando todo espíritu que sea puro para entretejerlo en mis vestiduras de fuego. Lamo las vidas de los hombres y sus almas chisporrotean en mis ojos. Soy la Hechicera poderosa, la LUJURIA del Espíritu. Y por mi danza, para mi madre, yo junto las cabezas de todos aquellos que han sido bautizados en las aguas de vida. Soy la LUJURIA del Espíritu “
Verás a Scarlet y a Mega Therion representados en el Arcano número Once, según Crowley, claro.
“LA LUJURIA IMPLICA NO SÓLO LA FUERZA, SINO LA DICHA DE EJERCERLA.”

"SCARLET I" Acrílico, 70cm x 50cm

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