JACQUES LACAN, TRANSEXUALISMO Y PSICOSIS.
En el reino de la lingüística estructuralista.
Ferdinand de Saussure, eminente lingüista suizo, recopila en su obra “Curso de
Lingüística General” (Ed. Losada, Buenos Aires, Argentina) los tres cursos que
dictara en la Universidad de Ginebra entre 1906 y 1911. De la vasta colección
de conceptos y de las consecuencias o implicancias que dichos conceptos
proyectaron en el terreno de la intelectualidad, rescataremos un par de
vocablos para los fines de nuestra exposición.
Significante y significado. “Significante” es
un vocablo utilizado en semiótica (teoría de los signos) y en semántica (teoría
de los significados). Está referido al sonido más o menos articulado, la cadena
de fonemas que en una determinada secuencia y en un determinado ámbito
conforman una palabra hablada. Ese sonido, claro y distinto, nos conduce al
“significado”, que es el concepto antroposociocultural correspondiente al
significante.
Como esto es particularmente válido en el ámbito de la lingüística
estructural (como opuesta a la Deep Grammar, de Chomsky, por ej.) en el
psicoanálisis estructural de Lacan, para quien el inconsciente está
estructurado como un lenguaje, los conceptos de significante y significado se
tornan particularmente valiosos.
Claro que el Dr. Jaques Lacan se tomó la libertad de ajustar dichas
herramientas para sus fines personales: Irónicamente (o quizá medio en broma)
afirmaba que, al fin de cuentas, él no era un lingüista, sino un “lingüistero”,
queriendo significar con ello que no se sentía en el deber de cuidar la
integridad, o el honor “de las joyas de la Corona”.
Así que, a partir de semejante actitud, si para Saussure los
significantes eran palabras, para Lacan eran no sólo palabras, sino también
objetos, relaciones entre entes: hasta un síntoma puede ser visto como un
significante. Un significante es tal si pertenece a la galería de los
símbolos de una persona y cada persona tiene en su galería personal, además de
los símbolos heredados de su cultura todos los símbolos que haya adquirido,
aceptado a lo largo de su existencia. Sólo en este universo de un habla personal
y relativamente intransferible puede entonces el significante adquirir un
significado, con la salvedad de que el significado al ir encontrándose con
“nuevos” significantes, constelará, creará sistemas, mutará, se transformará a
partir de semejanzas y divergencias. Se comprende inmediatamente que los
significantes tienen significados imposibles de predecir en su azarosa
evolución. Esa es la razón por la cual el psicoanalista lacaniano debe estar
mucho más atento a los sonidos significantes del discurso del paciente que a
los presuntos significados de lo que dice: hay un discurso velado, cargado de
verdad, que debe ser decodificado, tras la palabrería bonita y ordenada. El
paciente constantemente usará significantes con la pretensión de asignarles
“significado de diccionario”. El terapeuta alerta los leerá como significados
del inconsciente del paciente.
Como en un cociente matemático, Lacan colocará el significante en el
lugar del dividendo, “arriba” y el significado “abajo”, en el sitio asignado al
divisor. Como detalle más que estético, decide engrosar “significativamente” la
barra horizontal, simbolizando con ello la censura entre el consciente y el
inconsciente.
Valga lo dicho como introducción al punto de nuestro particular interés
para poderlo entender mejor.
Lacan sostiene que en la psicosis hay una pendiente hacia el
transexualismo.
La feminización inducida por algunas formas de psicosis, es un
fenómeno clínico confirmado. Pero el transexualismo “en sí” no conlleva
síntomas psicóticos en el sentido psiquiátrico del término.
La posición transexual que supone la convicción de ser una mujer
encerrada en el cuerpo de un hombre, y viceversa (NO en el cuerpo “equivocado”)
y la voluntad deliberada de hacer lo que fuere por acomodar ese cuerpo a dicha
convicción en ausencia de cualquier síntoma psicótico, se diferencia
claramente del caso del Presidente Schreber.
En Schreber no hay apego ni estima por su feminidad: al contrario,
vivía su transformación como una violencia escandalosa, contraria al orden
natural, y si paulatinamente aceptaba acomodar su imagen a la de una mujer, era
para someterse a las exigencias divinas: ser objeto del goce de dios a fin de
concebir y parir la nueva humanidad es vivido por Schreber COMO UN
MARTIROLOGIO, NO CON ALEGRÍA.
Lacan ( en el Seminario AUN: Una cuestión preliminar a cualquier
tratamiento posible de la psicosis. ) explica:
“ El deseo de la Madre (ya sea causa de su ausencia o presencia; la
razón de sus idas y venidas) es lo que constituye el enigma para el
Niño.
Para asegurarse la presencia de esa Madre (de la que depende
absolutamente) el Niño debe encontrar la respuesta al enigma. Y también llegar
a ser, ocupar el lugar de ese oscuro objeto de deseo, como moneda de cambio
para sujetarla, retenerla, evitando su desaparición.
Dicha empresa está destinada al fracaso: el deseo de la Madre pasa de
un objeto a otro: SU SIGNIFICACIÓN RESULTA INASIBLE.
En el plano imaginario este abismo simboliza lo insaciable del Deseo
(la existencia de ese Deseo insaciable amenaza con la destrucción del Niño, que
en vano se ofrecería a saciarlo.)
El Niño plantea una pregunta sin respuesta (DEMANDA NEGADA).
La situación se plantea así:
Análogamente a lo que en Saussure sería:
S
Significante
-=
---------------
s
significado
En
Lacan tendremos:
Deseo
de la Madre Nombre del Padre
------------------------
= ---------------------------------
Incógnita
Falo (fijación del sentido)
El Nombre del Padre es un significante tan fundamental en la estructura
del sujeto que permite la metáfora del Deseo de la Madre en esta concepción del
Edipo. Tanto así que su carencia en la batería del sujeto (situación que Lacan
denomina FORCLUSIÓN -traducido: proclusión-) determinaría la psicosis.
La carencia del Nombre del Padre quiere decir que el padre no tiene
existencia simbólica y NADA en el arsenal de los arquetipos de que disponga el
sujeto podrá representarlo.
Tanto la presencia del Nombre del Padre como la proclusión sólo se
detectan por sus efectos y no se pueden determinar en el curso del
análisis.
Si la Madre es
deseante-------------------------------------------------------significa que es
carente.
El símbolo de su
deseo-------------------------------------------------------------Objeto
faltante (Falo).
El
portador del Falo, el portador del cetro, el portador del Nombre,
Posee
la clave del enigma del Deseo de la Madre,
A la
vez que el Objeto de Deseo, por lo tanto
El
Niño queda relevado de la carga de satisfacer el Deseo de la Madre.
Lo
cual da lugar a la “Angustia normal”. (Sigmund Freud)
Se
constituye así un saber cuyo acceso está vedado
( y
que se sitúa en el O paterno, a quien se postula biológicamente )
Ese
saber se confunde, en parte, con el Inconsciente.
(
pero ) si el Niño no acepta ser relevado de la labor de satisfacer esa carencia
de la Madre
Y
opta por ocupar el lugar del Objeto de Deseo surge como resultado la
psicosis:
SER
EL FALO = ( que es una entidad femenina )
Estamos
ante la “Angustia patológica”. (Sigmund Freud)
Por DEBER-SER
FALO
El
paciente se consagrará a volverse una mujer.
Si no
puede ser el Falo que le falta a la Madre,
Le
queda la opción de ser
La
mujer que falta a los hombres.
En el
caso del Presidente Schreber, DEBER-SER FALO se confunde con la exigencia de
ser
EL
OBJETO DEL GOCE DE DIOS.
©Hannah
Lilith
Migliavacca
Junio 2010.
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